
El ocio es fecundo. Y es fecundo sin intención de serlo, que es lo más mágico de todo. Se trata de dejar abierta la puerta, y atisbar lo que viene, echada sobre el césped, o sobre una alfombra, o sobre una nube. También puede atisbarse danzando (¿cómo no?) y curioseando (absolutamente…). Y la fecundidad y la creación devenidos del ocio tienen un sabor misterioso, sorpresivo y sorprendente. Y cercano. Porque viene tan claramente desde dentro. Y lo que surge puede ser cualquier cosa. Las creaciones emanadas, como un perfume, en esta semana son inmateriales, brotes, miradas, re-descubrimientos… Recuperación (o actualización) de los sueños, las des-rutinas, la bendita soledad, los amados vinculos, las sincronías, la conciencia. Este lugar, al que volví, sin haberme ido, se me pierde a veces. En las vorágines adrenalínicas e hiperestimulantes de la vida útil; entre el volumen alto de los juegos que aceptamos jugar; entre las múltiples voces que se atropellan…a veces este lugar se me pierde. Pero, es bueno perderse a veces, porque el camino siempre está cerca, siempre está aquí. y cuando uno despierta y se da cuenta, lo recuerda. Y después de abundante sueño, desperté. ¿y entonces? Reenamoramiento eterno. Danza intensa. Nuevos, bellos e inquietantes misterios. Grande, y vertiginoso, y profundo el misterio de la vida, no? ¡Que bello! Para no olvidar…
La imágen es de: http://www.tanglewave.com/espanol/piruetas.html
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