02 noviembre 2006

31 de Octubre: Noche de Bruja....

(Imagen De Remedios Varó)
No sintonizo ni comulgo con las celebraciones de Halloween, tan abiertamente exportadas, ajenas y comerciales… No. Halloween no me atrae. Pero…. Si hablamos de una noche de brujas, la cosa cambia. Y bastante.

Para ser justa, deberé partir por el agradecimiento profundo que me produce un día feriado en medio de la semana laboral, productiva y útil. (no nos saquemos la suerte entre gitanos, o más bien entre brujos…) Independiente de su origen, un día completo, regalado al arte de lo Inútil se agradece siempre. Pero, voy más allá… Y me adentro. El día de todos los muertos - transformado masivamente en un Halloween, que pareciera un símbolo de la deformada pesadilla a la que se reduce la muerte en el occidente que conocemos- oculta la celebración de perdidos y antiguos ritos paganos, que conectan en la historia de los tiempos a dos arquetípicos y antiguos aliados: las mujeres/brujas y el intrincado mundo de los espíritus. En días como hoy, ciertas mujeres cumplían su rol de abrir el portal al Otromundo y servir de puente, entre vivos y muertos, dando con ello un lugar real a la subjetiva sensación que nuestros ancestros y personas queridas no nos abandonan, aunque mueran. Que los vínculos de amor o de sangre, permanecen y se manifiestan, continuamente, de tantas formas. Y en una noche como esta, toda esa magia era posible… ¿En qué momento abandonamos ese contacto, dejando de valorar a lo invisible, a lo sutil? ¿En que momento las mujeres encargadas de conectarnos con nuestras raíces se transformaron en horribles y amenazantes brujas? ¿En qué momento dejamos que nuestros propios, queridos y recordados muertos se transformaran en fantasmas que no somos capaces de reconocer, y que nos asustan en vez de inspirarnos protección?

La diferencia entre una hechicera y una bruja no es, como dice el chiste, siete años de matrimonio, sino una mirada del mundo que reniega de sus raíces, de su sabiduría ancestral, de los conocimientos que nos llegan por otros canales, de nuestra conexión viva y permanente con todo lo que existe y ha existido, aunque haya muerto su materialidad cotidiana. Por eso, en esta noche, yo alquimizo -en mi particular rito- cada frase que intente borrar la imagen de la bruja maga, que es oscura porque no le teme a contactarse con la muerte, y que es luminosa porque revive el vinculo real que existe entre vivos y muertos; y la subvierto… (No más la bruja/mala; la bruja/controladora, la bruja/histérica…)

Por eso, en esta noche, estoy aquí escribiendo y dedicándole tiempo a volver sobre el origen de lo que pudo (y puede) ser este día, y esta noche. Pude optar por hacerle caso al juguetón oráculo que el día de ayer me recomendó una buena juerga y disfrute de placeres varios, pero… no. Después de todo, para celebrar, está la vida entera (y hago bastante uso de ese beneficio…) No. Dejé a un lado los festejos a los que fui convocada, porque tuve la sentida necesidad de replegarme, de disfrutar de un espacio propiamente personal y abrir otra puerta… A estas alturas de la noche esa puerta permitió la aparición de energías que necesitaban su espacio y ya están aquí conmigo. Y, bruja o no, acepto el regalo de vivir esta, mi particular noche de bruja

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ximena, vengo desde el Testigo Silencioso y me quedé recorriendo tus letras y me parecen muy interesantes..volveré a disfrutarlas..Abrazos
Michelle

Amartya dijo...

Gracias por este texto, me recordó la historia de una niña-mujer que durante mucho tiempo me hizo creer que era bruja y que vivió siempre en un cuento de hadas. Huyendo de su realidad, regaló buenas dosis de vida a todo aquel que se tropezara con su magia.

Quizá sea ella misma, que prometió venir de entre los muertos a sentarse a los pies de mi cama, la que logra que me asalte su recuerdo.