
Dia común y corriente. Corría serios riesgos de no ser ni mediamente recordado en su conjunto, y sin embargo, allí está. Como una nube de energía que no alcanza a ser parte de mi pasado. Está aun viva y me acaricia con los particulares y simples detalles que pueden poblar cualquiera de nuestros dias, que están allí, deseosos de ser disfrutados como corresponde. Y ese dia, sin percatarme, fue eso lo que hice. Disfruté a cada momento del placer de lo que estaba haciendo y con quien me acompañaba. Y con particular placer recuerdo un momento en que mi única compañía fui yo misma. Y esa fue una guinda de torta maravillosa ese dia. Sentir que llegué a la boleteria solo atraida por el enorme placer de la música de alguien que conocí por casualidad (a través de internet), sentir que la mayoría de las personas de esta ciudad ni siquiera se percataba de lo que se estaba perdiendo con no ir. Ir sola, libre, feliz, a sentarme en ese palco, con la certeza que era lo único que quería en ese momento. Sentir que los músicos están tocando sólo para ti. Pero que a la vez esa música llega a todos a través tuyo. Y sentirme absolutamente feliz con estar conmigo. Aunque suene absurdo, ese fue un (re)descubrimiento que quedó fijado para la eternidad como el sabor mas dulce de la libertad para mí. Vivir la libertad de moverse al propio ritmo (ritmo, si) y coincidir con la existencia...
Ese dia además me traje a un nuevo gran amigo desde la Feria del Libro, que siguió revolucionándome pacificamente después de entonces; y la noche culminó con una película, increiblemente, en el mismo tono del resto del dia... Y a lo largo del dia, con muy buenas compañías. Definitivamente, gran aniversario inútil...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario