Ayer, noche, de nuevo pasó.... Solo lo supe. El chispazo. La certeza sostenida sobre agua.
Es extraña la aparición de la Intuición, no? Es tan rotunda. Y tan clara. Pero tan incomprensible a los ojos de cualquiera. Incluso a los propios. Después de años de sus apariciones en mi vida, he aprendido a distinguir su voz de otras: especialmente de la voz de las expectativas y la de los temores.
La voz de la intuición no tiene voz. No tiene volumen. Porque no puede enmudecer ni ensordecer. Aparece con luz. Repentina y fulminante como rayo. Se sostiene, liviana y frágil como burbuja de jabón en el aire. Y es certeza. No sujeta a argumentos. Sin necesidad de defensa. No se arroga como verdad. Solo aparece. Implacable. Limpia. Clara. Precisa.
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