30 junio 2006

Sabor a Ti (los sabores de la gente...)












No sé si por el hecho de ser taurina (y las ventajas y supremacías sensoriales que la Diosa Venus nos plantea) o qué; pero muchas referencias en mi lenguaje cotidiano (y forma de ver la vida) tienen que ver con los sabores.

Y en esta línea, en una ocasión me sorprendí a mi misma, divirtiéndome en la lectura de las pesonas de acuerdo al sabor que me elicitaban. Efectivamente, descubrí que, muy en lo íntimo, algunas personas tenían para mí un sabor muy dulce. O salado. O amargo...

Y empecé, como divertimento, a hacer un poco más conciente esta mirada. Y se descubren cosas interesantes, la verdad... Por ejemplo, de la gente dulce hay algunos que tienen una dulzura natural y suave. Rica. Otros, en cambio, se me aparecen asacarinados, como con endulcorante artificial. Dulzones... Esos no me caen tan bien.

Sin embargo, hay sabores en la gente que definitivamente no me gustan. La gente agria y la amarga me son dificiles de tragar. En cambio, creo que los salados, son mi debilidad.

Es interesante el ejercicio que plantea el saborizar a la gente (más allá de la constatación real y concreta del sabor particular que de verdad nos toca comprobar en algunos casos...). Hay personas con sabores tan definidos y simples. Otros son más complejos -como comida de la India- y van produciendo sabores diferentes a medida que los vamos masticando y digiriendo...

De todas formas, simples o complejos, salados o dulces, definitivamente me quedo con los sabores naturales. Esos que se notan que son de verdad...

3 comentarios:

Dyonisio2011 dijo...

Parece que a los taurinos nos gusta el sabor natural de las comidas. Reflexionaré sobre esto.Saludos

May@ dijo...

Yo, a pesar de ser ariana, no puedo dejar de “meter mi cuchara” cuando se habla de los sabores, entre otras cosas, por estar tan intimamente ligados a sus cuasi parónimos, los olores.
Desde que tengo uso de razón he practicado con estos últimos, el ejercicio que tu practicas con los sabores además de siempre oler, a ojos cerrados e intentando pausar el sentido auditivo, todo lo que como.

Disfruto enormemente identificando lo dulce, lo salado, lo ácido y lo amargo tanto en lo que me llevo a la boca como lo que me llega al alma. Sin embargo, lo que verdaderamente me fascina, es la sorpresa que me permiten mis sentidos cuando por lo que algunos quizá llamen falta de sentido común, los olores y sabores se mezclan tan irrespetuosamente que a veces me han hecho perder el sentido del equilibrio.

Me gusta la dulzura de un sharon maduro, lo sensillamente salobre de la sal. Me gusta el limón aunque me arranca lágrimas saladas, pero no amargas como la rucola que también me gusta. Mezclar todo esto es hacer una verdadera “ensalada” ... agridulce. Me encanta!

¡Qué dificil me resulta saber que olor a sabor me gusta más! Me es más fácil “olfatear” que cualquiera de los sabores es preferible ante un “sinsabor”. ¿O no?

Ximena dijo...

¡Que buena forma de verlo, o más bien de sensorearlo!
Además, me resulta super sincrónica la experiencia que instalas en el comentario, despues de ya haber notado la particularidad de la nariz y su cualidad ofatoria, entre mis arianos y arianas circundantes...