06 junio 2006

Desapego...

Desapego. Comprovertida palabra...En algún momento de mi vida, la miré (y la viví) con algo de desconfianza e inquietud. Incluso llegó a ser sinónimo de falta de compromiso o de desvinculación... Ahora en cambio; creo que es de los conceptos que mejor acompaña a lo vincular.

Como lo veo ahora; el des-apego tiene que ver con el no quedarse pegada a a algo o a alguien. El desapego tiene, para mí, que ver con la extensión natural del asumir -más o menos concientemente- la idea de que uno "viene al mundo y se va de él, solo". Uno viene consigo mismo, vive consigo mismo, cuenta consigo mismo y morirá consigo mismo (esa onda). Uno es todo lo uno tiene. Y es mucho. Y creo que vincularse desde ese lugar con otros y con el mundo desemboca finalmente, en una (muy) saludable actitud de desapego. Recibiendo -con todo- todo lo que viene y dejando ir. Porque uno se vincula desde la libertad de ser uno y de aceptar al otro, tal cual, ahora.

Y se me viene una cita de Roland Barthes que dice: "'El espíritu del hombre perfecto' dice un Maestro del Tao 'es como un espejo: No coge nada pero tampoco rechaza nada. Recibe pero no conserva'".

Y me parece una actitud interesante para ir por la vida: recibiendo y dejando ir. Porque cuando eso se aplica a los vinculos, creo que resulta todo lo contrario de lo que me atemorizaba del "desapego" en la adolescencia: los vinculos se hacen más fuertes y no más debiles. Los vinculos se actualizan cada vez. Desde la libertad, desde la aceptación, desde el ahora. Y en cada encuentro; eso se vive con todo; pero sin aferrarse. Dejando que fluya. No es necesario aferrarse a alguien o a algo para ser parte de él, o para estar vinculado. Solo se necesita el vinculo para eso. Cuando se reduce el apego, el aferramiento, el vinculo se limpia; se actualiza, no se fuerza. Un vínculo es. Cuando es, no es necesario forzarlo. Cuando no es; ningún apego puede darle existencia.

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