Bailar con las amigas es una experiencia maravillosa. Hay lenguajes propios y complicidades únicas; y es una experiencia que alimenta los vinculos y el humor. Y la emoción de compartir un momento tan importante como salir a escena juntas, con luces, vestuarios y la fuerza de la música en el minuto en el que se juega todo...
La danza en solitario tiene otras magias. Se fluye por el carril personal de la creación y la propia energía. La construcción de esta danza fue un proceso potente durante este año, y capturó una nueva y desenfadada energía que se reposiciona en mí con soltura. Gracias a las inspiraciones, la danza fluyó desde dentro y pude disfrutarla en su totalidad, con un (increible) relajo y alegría real de danzar...
¿Las guindas de la torta? Notar cómo cada año las energias de todas nosotras van cambiando y expresando una nueva dimensión de la feminidad, siempre particular y bella en cada una de las danzas... Y la incondicional compañía que estuvo allí, desde el público, con su energía maravillosa dándole nuevos sentidos a este regalo personal y grupal de danzar...
3 comentarios:
por que cuando bailamos nos gusta tanto dar vueltas? todo baila en el universo, desde las celulas hasta los planetas, por esto quien baila es màs feliz, porque se siente parte de ese baile general! Brava Ximena!!
Que bello comentario... un universo danzante... es verdad... gracias, Liliana, por traer esta mirada...
Saludos, Ximena ~
Me gusta mucho la vision de Liliana de un universo danzante... Me parece que dansar es una forma natural del movimiento por/para(?) el genero humano. Debemos danzar en vez de luchar.
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