22 diciembre 2006

Sobre la importancia del Arte y el Derecho a su Inutilidad...

Cuando inicié esta aventura virtual, una de las sensaciones que me rondaba era la del derecho al arte por parte de todos y todas. Derecho a la expresión artistica. Y a su valor más allá de lo bello, de lo perfecto y de lo útil que pueda resultar. El arte no tiene que servir para nada. La utilidad no es un imperativo para el arte, porque es eso justamente lo que permite que fluya por los carriles que le son propios. No solo los artistas tienen derecho a expresarse artisticamente. Y siento que, paradójicamente, el valor de lo inútil del arte es lo que lo convierte en fuente de sanación, creación, expresión y comunicación en nuestra vida. Es decir, se transforma finalmente, en lo más útil del mundo. Pero esta utilidad tiene el valor intrinseco de no ser cuantificable en términos económicos, laborales o productivos. Tiene el valor del placer, del gozo, de la interacción con otros, de la expresión más profunda de nuestra esencia, de la liberación.

Hoy asistí a la presentación de un grupo de teatro donde actuaba una amiga mía. Por primera vez y despues de solo 5 meses de trabajo en taller. Es una muestra de una actividad "extraprogramática", y desde esta lectura, podría haber sido sinonimo de "aficionados". Pero no. La obra fue una completa maravilla, colmada de personas que cedieron sus cuerpos para ser habitados temporalmente por historias y personajes. Nos reimos, conmocionamos, asustamos, enternecimos. La obra salió estupenda, pero más allá de eso, y por lo tanto, más allá de su perfección artistica, me maravilló el brillo del grupo de teatro una vez finalizada la función. Se veían felices, integrados, colmados. Y su brillo se me apareció vinculado a las necesidades y gozos de crear y expresarse. El arte permite esa alquimia maravillosa que transforma la energía y le da una nueva fluidez. Lo ví en ellos hoy. Lo siento en mi cuando danzo o cuando escribo. Lo veo en cada persona que me rodea y se permite un espacio artistico de expresión. No importa cual. Lo ví también en una pelicula turca que hoy recordé: "The Play", que documenta la experiencia de un grupo de mujeres de un pueblo en Turquía que se deciden a formar un grupo de teatro y crear en conjunto una historia que recoge las experiencias de vida de todas ellas. Dramáticas experiencias, cabe señalar. Y ese acto mágico de conformar un grupo, hacerse un espacio propio en medio de toda su vida útil y al servicio de otros, reconstruir sus historias, crear personajes, interactuar, defender su nuevo espacio, montar la obra y presentarla ante sus familias y amigos, de pronto transforma sus experiencias, su historia, su percepción de si mismas. Es bellísimo. No es necesario que ellas o que todos nosotros nos ajustemos necesariamente a un patrón artistico ni que, incluso, profesionalicemos necesariamente la expresión artística. Antes de todo, es un derecho y una necesidad preservar un espacio de creación y de expresión. Antes que precisar ser perfecto o adecuado, el arte precisa nacer, tener existencia. Y por si mismo. Sin ningun otro valor agregado. Sin duda que los gozos de crear van motivando las ganas de mejorar y aprender, pero eso... es otra historia.


Ymi insistencia con la defensa de la inutilidad tiene que ver con lo que va pasando a medida que crecemos. Los niños y niñas crean con una vocación renacentista. Se dedican sin censura (salvo que aparezcan algunos adultos por ahí) al tipo de acto creativo que les nazca. Y cantan, bailan, pintan, juegan sin condicionarse a hacerlo mal o bien (primer criterio para lo útil) y sin que les sirva para algo. Exclusivamente porque les gusta.Y porque los conecta a sus amigos y amigas. Pero esa esencia artistica se ve perdiendo en el mar de las utilidades. Y es tan bello recuperar ese espacio de nuevo.

Por eso siento que es tan importante conservar y cultivar un espacio personal que no busca servir al sistema, ni producir, y, ni siquiera, ser bello; sino crear, fluir y abrir la puerta a la expresión. Estos fines me resultan de una potencia impresionante y permitirse dejar abierta esa puerta en todos nosotros me parecería el acto más bellamente divino y subversivo que soy capaz de imaginar...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

es cierto, el arte no "sirve" para nada porque vale por el sólo hecho de ser "arte", es decir, es un fin en si mismo.

Ximena dijo...

Hash, gracias por tu comentario. Es, efectivamente, un bien y un fin en si mismo.

Visité tu pagina y me pareció muy interesante tu trabajo y como lo compartes. (Buena música además...)

Saludos

Ximena

Anónimo dijo...

Viva lo inutil! vivan los blogs!