16 diciembre 2006

“La que escucha”…

Cuida bien tu nombre, te pertenece...

Ximena es de origen hebreo y significa “la que escucha”. Es interesante, porque la primera vez que “lo escuché” me hizo sentido. Sentido con mis tendencias, con mis costumbres, con mis gustos, con mis acciones, mis alimentos…

La escucha de otros ha sido un motor para mi desde que tengo memoria. Es parte fundamental de mi relación con el mundo, con los otros y otras. Y en algún momento de la vida, pasó a ser algo más que el condimento central que le ponía a mis vínculos. De maneras impredecibles y variadas, se ha transmigrado también en parte constituyente de mi arte de lo útil…

Hasta aquí, estas constataciones me hacían sentido y peso, pero de alguna manera, también me resultaban obvias. En otro momento, comprendí que la escucha no solo se dirige a los otros, sino que una dirección soprendente de escucha se dirige al interior. Un universo completo de escucha espera ahí... Y luego seguí un poco más, y descubrí la otra gran conexión con mi nombre y su sentido. Fue cuando relacioné a “La que escucha” con la música...

La música, y más allá el sonido… Mi primer y quizás mas significativo acto y vehículo de contacto con este y otros mundos. Sentir cómo me transporta, me moviliza, me conecta, me entusiasma, me despierta, me emociona, me conmueve, me posee, me eleva, me aterriza… El sonido tiene un poder impresionante para remover los límites obvios de la realidad, nos conecta con tiempo/espacios lejanos, nos lleva a otras dimensiones. Como vibración nos toca en lo físico, como onda nos envuelve. Reverbera, se introduce en nosotros, tiene la capacidad de sanarnos, de crear, de transportar…. No es casual que la creación desde el “shivaísmo” nos remita a la combinación de sonidos originarios emanados del tambor de Shiva, dando inicio con ello a la existencia de todas las cosas…No es azaroso el efecto de los mantras o de la musicoterapia… O de la palabra, con sus efectos a través de la oración, la psicoterapia o los oráculos (depende del paradigma…)

Más allá de todo, es maravilloso que esta tierra y este universo estén poblados naturalmente de sonido. Desde las estrellas hasta el cuerpo humano. Todo puede ser potencialmente música: el viento, una gotera, la risa, un llamado… Y de alguna manera descubro como mi nombre hoy me ha permitido atisbar algo de las múltiples formas e infinitas oportunidades que el sonido, la música y la palabra nos ofrecen…

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La mùsica y la pintura dicen lo que no se puede o es dificil decir con las palabras.

Anónimo dijo...

Y yo siempre intentando oir el silencio...

Punto aparte.

A propósito de tu mensaje en mi post...

Ximena, Si alguna vez llegas por ”esas tierras”, si alguna vez pasas por el taller de Victor, cuyos apellidos son Silva Vera, te ruego lo saludes en mi nombre. Háblale de su palomar, del que viajó a Suecia, dile que llegó derrochando salud y provocando grandes alegrías. Dile que es mi compañía, mi fuente de inspiración... algo así como un pozo mágico, una fuente de agua pura... dile eso por favor.

Ximena dijo...

Maya será un honor ser emisaria de tan bello mensaje. Con eso me dan más ganas de ir... Lo tendré muy presente.
cariños,
Ximena

Anónimo dijo...

Linda!!
Gracias!