07 julio 2006

Son-risas


Estoy en un momento privilegiado. Me alejo del grupo. Me retiro. Y allí está. Esperándome desde siempre. Y el que halla llegado hasta aquí hoy es un regalo. La oscuridad. El profundo y tenue sonido del mar. El aire es cálido, más todavía para ser esta hora y esta fecha.

Y una sonrisa se instala en mi rostro. Y ahora siento placer por estar sonriendo. Y me da risa sonreir. Y el aire empieza a salir de mi en respiraciones cortas, breves y juguetonas. Estoy empezando a reírme. De nada. De todo. Mantengo mi boca cerrada. Atrapo la risa por un momento. Las mejillas me cosquillean hasta que la suelto. Casi me da pudor reirme. Casi... Sale un suspiro.

Me asombro. Sonrío. Con (por) un cosquilleo desde las visceras. Amo cuando la sonrisa se me instala en la cara, autónoma, libre, rebelde, casi desafiante. Y una lluvia de gotitas finas me cae sobre el rostro. No son lágrimas, desde luego; es agua. Y la disfruto. Y sonrío. Estoy empezando a sospechar que mi sonrisa se está independizando de mí... Y no me queda más que sonreir.

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