23 junio 2006

Pérdida y (feliz) recuperación de Cortázar...


Entre las múltiples y cada vez más insospechadas cosas en común que he venido descubriendo con mi mítica amiga Pepa López (cuyo denominación se enmarca magistralmente en el artículo previo, valga la observación...); me encontré con la sincronia de un hecho que tuvo lugar hace dos semanas, y que coincidentemente Pepa López compartió: el necesario reencuentro con un viejo y adorado amor: Julio Cortázar.
En mi caso, el rencuentro fue visceral y urgente: Regreso en la madrugada de un sabado, urgente necesidad de escribir, y de pronto, ahí está, se cruza con claridad iluminada él y la idea central de uno de sus textos de "Historias de Cronopios y Famas". Necesidad urgente de buscarlo, retomar sus escritos, recuperar sus mundos, miradas e inconfundible forma de escribir(me)...Si, suena a lo que es: Enamoramiento permanente y total por Cortazar...!!
Y pasó que por una u otra razón habian pasado algunos años sin reencontrarme con él. Sin leerlo (aunque con su ser cercano al corazón). Y pasa que lo he recuperado y estoy feliz. No lo busqué, no lo intencioné. Solo sucedió. Volvió. Pérdida y feliz recuperación de Cortazar!!.
Córtazar tiene esa increíble cualidad de construcción de mundos inspiradora, maravillosa y cuestionadora. Mi particular experiencia lectora con él ha sido tan potente que hasta puedo recordar y distinguir con toda propiedad el in crescendo que generó mi añocortázar. En mi añocortázar (1993) estuve tan imbuida de su concepción de mundos, de la sonoridad de sus textos y de sus particulares miradas; que puedo decir que mi ser en el mundo andaba trasmutado... En ese momento de mi vida, había ocurrido una feliz coincidencia de abundante literatura latinoamericana, junto con muchos textos, volones y conversaciones sobre epistemología. En este maravillosamente vulnerable estado de conciencia; quien comenzó a teñirlo todo con su toque poético, irónico, tierno y desestructurante fue él. Y yo andaba (o más bien flotaba) por la vida rodeada de cronopios; viendo aparecer por los bares a Oliveira y la Maga; buscando axolotl... En fin, fue un año intenso y mágico. En ese momento no lo notaba con tanta claridad, pero cada nueva lectura y relectura de Cortazar me hacia maravillarme, cuestionarme, abrir nuevas puertas (y ventanas y techos)...
Y no deja de sorprenderme la maravilla de vislumbrar el encuentro tan íntimo, potente y sútil que se produce a través de la literatura de Cortázar con aquellas grandes inquietudes, picazones y preguntas esenciales de la vida. Y agradecerle esa maravillosa forma de desplegar respuestas, y sobre todo más y nuevas preguntas...
Cuando se lee, nos podemos encantar con las historias, o las sonoridades, o con las formas de narrar. Pero cuando el efecto de una lectura además termina sintonizándose y encarnándose de tal manera con uno, que se mezcla con las formas de percibir y concebir el mundo; entonces no puedo sino hablar de amor total. Amo cuando un texto (o un autor) se hace parte de mi y provoca desde dentro un cambio en mi ser/estar/mirar del mundo. Y sin duda Cortázar, ha sido eso (y mucho más).
Estoy feliz con su recuperación y con la forma mágica y urgente como se produjo. Porque indudablemente, estoy pasando nuevamente por una fase cortazariana, que hizo imperativo su retorno. Y es un estado que estoy disfrutando mucho...

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